Nada

Por fin lo comprendemos: Alberto, Álvaro y Mónica, en realidad, son extraordinarios escritores. El problema es que cuando escriben, es el Invisible quien se apodera de ellos y los obliga a escribir naderías; a coordinar concursos; a reducir espectadores; a describir con exceso lo que podría decirse con una palabra; en resumen, a hacernos creer que sus capacidades literarias son francamente limitadas.

(¡Oh, qué Invisibles tan molestos!)

Opiniones

¡Oh!, ¿qué extraño poder se habrá apoderado de los miembros del jurado, que exigen ficciones cortas y replican con larguísimos monólogos inútiles?

Reflexión

¡Oh!, si los miembros del jurado tuvieran -aún en grado ínfimo -las capacidades que exigen de sus concursantes, habrían inventado una ficción corta y nos hubieran ahorrado la larguísima presencia del Horla en nuestras lecciones sobre literatura CORTA. Mas olvido que ellos no son quienes realmente eligen -y escriben -los textos; el Invisible lo hace por ellos.

Justificación

Nosotros no elegimos a los participantes del Sorteo. Fue el Invisible quien nos obligó a seleccionar a ocho de los catorce que enviaron datos completos, textos y convocatorias.

Y al Invisible le encanta la adulación a ciegas.

Opinión

Del increíble, fantástico, maravilloso, anacrónico e inservible cuento de Mau Passant, me quedo con la letra A, que se repite a lo largo del texto en incontables ocasiones, que se encuentra escrita con una fortaleza inaudita, tanto en mayúscula como en minúscula, y que las contadas ocasiones en las cuales requiere de una tilde, alcanza la totalidad de su efecto vocal y se convierte en una a, no sólo excelsa, sino incorregible.

Tristeza

Oh, ¿y no podríamos convocar a un Invisible que escribiera adecuadamente; que realizara críticas objetivas; que nos diera a beber un poco, sólo un poco, de literatura valiosa?

El Autor del Blog No Oficial

Ahora comprendo: Aquí también escribe un Invisible. No lo hago yo. Yo estoy cómodamente sentado en la playa, tomando un té frío. Ni siquiera me entero de lo que existe en estas líneas. Por fin puedo mandarlos a todos a chingar a su madre cómodamente. ¡Chinguen a su reputísima Madre!